Turismo carbono neutro

El cambio climático representa un formidable reto para el sector turístico. Porque es un gran emisor de gases con efecto invernadero y por el daño que estos pueden eventualmente provocarle, su cuota de adaptación y mitigación es urgente e imperativa. 

Una amplia gama de productos y servicios consumidos por el turismo, entre los cuales sobresalen las actividades de transporte y el consumo de energía de los hoteles, producen los gases indeseados. La tarea de combatir el calentamiento global, por tanto, es parte del gran reto de sustentabilidad de la industria turística. 

Con la lucha contra estas emisiones se protege el propio sector. Un ejemplo fehaciente es el del impacto sobre las playas, un ingrediente clave del turismo caribeño. El Banco Mundial alertó recientemente que los corales del Caribe están en riesgo de desaparecer por ese impacto, lo cual causaría una fuerte erosión de las playas. 

Puesto que el dióxido de carbono predomina entre los gases indeseados, la acción deberá centrarse en hacer que los destinos, negocios y turistas sean carbono neutro. Ser "carbono neutro" significa que cada uno asume su responsabilidad por sus emisiones y la huella que deja ("carbon footprint"). Cada uno debe tomar medidas para reducir los consumos que generan ese gas y para compensar las emisiones inevitables ("carbon offsets").

Sin embargo, los actuales programas de gerencia ambiental de la industria (p. ej. Green Globe) no tienen el fin específico de reducir las emisiones de carbono. Aunque contribuyen indirectamente mediante la reducción del consumo de energía proveniente de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón), no dan el paso siguiente de procurar que sus fuentes sean carbono neutro (eólica, solar, biomasa, etc.) o para compensar las emisiones inevitables. 

Afortunadamente, lo que algunos países y gerencias turísticas de otras naciones están ya haciendo al respecto puede servir de modelo para la RD. Costa Rica, por ejemplo, decidió en el 2007 hacerse la primera nación carbono neutral y están adoptando leyes, decretos e incentivos para compensar los gases indeseados que generan, incluyendo los del sector turístico. Por su parte, las Islas Maldivas e Icatare (Brasil) ya se han comprometido a hacerse destinos turísticos carbono neutro.

En cuanto a cadenas hoteleras, la Brochner Hotels de Dinamarca ha sido pionera en hacer a todos sus hoteles carbono neutro (CO2neutral-hotels.com). A ellos le han seguido, por ejemplo, los hoteles Doubletree en Estados Unidos, el Paradise Bay Resort en Granada, el Hotel Inkaterra en Machu Pichu y el Mandalay Hotel en Myanmar. También ya los hay en España, Canadá, China y Escocia. 

Entidades tales como Sustainable Travel International ofrecen programas para el manejo del carbono en hoteles que incluyen los calculadores de carbono (para las evaluaciones) y la debida enseñanza para modificar las prácticas a fin de reducir las emisiones. Ejemplos de reducción de emisiones de CO2 son: disminuir los desperdicios en actividades productivas, usar menos materias primas en la fabricación de artículos de consumo y optimizar el transporte de personas y mercancías que utilizan combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).

Pero la neutralidad en un hotel se consigue no solamente con medidas de reducción y eficiencia en el consumo de combustibles fósiles. Si en vez de usar electricidad de un circuito regional el hotel instala molinos de vientos (energía eólica), o paneles solares o cualquier otro modo de producir energía (hidráulica, biomasa) sin emisiones de carbono, este se torna neutro. 

Esto requiere, por supuesto, una inversión en la adquisición de la tecnología nueva. Pero hay países como España donde el 30% de la energía es ya eólica. Dinamarca, por su parte, tiene la meta de que para el 2020 el 50% de su producción energética sea eólica.

Vía: http://diariolibre.com.do
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