Puerto Plata: Caminando sin rumbo

Al norte de la isla caribeña de La Española, en la República Dominicana, nos vemos en la ciudad de Puerto Plata. Al igual que en las otras Antillas Mayores, el clima es maravilloso. Ni muy caliente ni muy frío todo el año. La brisa y la vegetación tropical proveen un ambiente relajante. Y la música, bien de los pájaros o de los tambores, se escucha sin cesar.

Entre Puerto Plata y el aeropuerto han edificado una sección turística que le llaman Playa Dorada. Esta zona es exclusiva para el turismo. Cuenta con varias playas, hoteles, restaurantes, bancos y discotecas. Algunos hoteles por un precio preajustado le permiten disfrutar de toda las comodidades, incluyendo toda la comida y bebida - marca nacional - que desee.   

La población de Puerto Plata es alegre y agradable. Insisten, a veces demasiado, en complacer al turista. Son sanos de pensamientos y excelentes para la música, especialmente el merengue. Si no lo sabe bailar, vaya a Puerto Plata y si no lo aprende allí, por lo menos se divierte.
Al sur de la ciudad vemos una inmensa montaña llamada Loma Isabel de Torres. 

En la cima, donde a las nubes les encanta posarse, hay una estatua de Cristo Redentor y un agradable bosque de helechos que parecen palmas. Hace varios años subimos por medio de un teleférico, cuando volvimos a visitar en 1998, estaba roto el funicular y preferimos no subir en automóvil.
  
Si necesita tomarse un día de descanso de tanta playa, puede darse un paseo por el malecón que termina en el Castillo San Felipe. O ir al Museo del Ámbar donde tienen interesantes exhibiciones de estas resinas petrificadas. En una de ellas hay atrapada una lagartija. Para aquellos que le guste la naturaleza, un paseo a caballo a la montaña. No se preocupe, no va a llegar a la cúspide pero si va a poder observar  infinidad de plantas y pájaros, algunos endémicos a la isla.

Si desea ver más playas puede tomar la carretera que conduce al oriente, hacia Samaná. En unos minutos pasará el desvío a Sosúa. De ahí en adelante comienza la aventura. Hace años llegamos hasta Las Galeras, al final de la carretera y fue una experiencia única. Habían pueblos y caseríos de trecho en trecho, muy hospitalarias todas las personas con que hablamos. Vendían todo tipo de frutas y comidas. Nosotros no pudimos resistir los chicharrones, los mejores que hemos comido. Y habían cocotales de kilómetros de espesor. 

La vista de los valles desde las montañas ya cerca de Las Galeras es increíble. En la travesía vimos playas, y nos bañamos en ellas también, que no serán vírgenes pero sí lo aparentan. Si va a hacer este viaje salga bien temprano de Puerto Plata y asegúrese que el vehículo está en perfectas condiciones. 

Y por favor, aprenda a cambiar las gomas o llantas del carro antes de salir.   

La temperatura en Puerto Plata es agradable todo el año. Si se piensa hospedar en uno de los hoteles de los centros turísticos solo le hace falta la trusa. En realidad, las europeas nada más usan media trusa, pero bueno, eso es cuestión suya. Tal vez le venga bien llevar algo casual por si desea ir a la discoteca o a la ciudad. Sandalias o zapatos de tenis, un pantalón y una blusa o camisa le será suficiente. Claro, si quiere también puede llevar trajes elegantes para salir de noche si así lo desea. 

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